Que la abuela era una bruja era algo que nos decÃa papá cada vez que se hablaba de ella en cualquier conversación. Yo siempre creà que lo decÃa en sentido figurado, o sea, metafórico, o sea, que decÃa la palabra «bruja» en vez de decir que era «malvada», «cruel» y cosas asÃ, que era lo que él pensaba de la que habÃa sido su suegra.
Probablemente nunca sospechó que la abuela fuera una bruja de las de verdad, de las que saben lo que va a pasar, de las que cambian el rumbo de las vidas, de las que mueven los objetos de un sitio para otro solo con la mente. Yo tampoco lo sospeché hasta aquel verano en el que empezaron a ocurrir cosas extrañas.
Fue la noche de la luna rojaÂ…