Soy la marginada que se atrevió a vincularse con los hijos del alfa. Aunque no a propósito, claro. SabÃa que una huérfana de madre y padre y que era medio loba como yo nunca serÃa bienvenida entre sus filas. Igual que sabÃa que me castigarÃan con unos latigazos, obligándome a estar cinco dÃas de rodillas y sin comida ni agua, o algo asÃ. Qué equivocada estaba. El alfa insistió en rechazar nuestro vÃnculo. Era magia del viejo mundo, magia oscura, fuerte. Y, sin embargo, no funcionó. Todos sabÃamos que yo no era como ellos. Era una mutación: mitad lobo, mitad no se sabe qué. Pero lo que nadie sospechaba era que, al verme cara a cara con la muerte, serÃa esa mitad desconocida la que me salvarÃa la vida. Porque a veces lo desconocido es más fuerte que mil hombres. Más fuerte que la magia. Más fuerte que la muerte.