En la Hermandad del Cementerio, el rugido de los motores es el latido de nuestras vidas. Ava, con su espÃritu ardiente y su pasado atormentado, se convirtió en mi pulso. Nuestra conexión es cruda, intensa y nace de cicatrices compartidas. Pero en nuestro mundo, el peligro acecha en cada recodo. Los rivales Merodeadores Nocturnos, el pasado de AvaÂ… cada desafÃo es una prueba para nuestro vÃnculo. Sin embargo, cada beso robado, cada mirada compartida, son el combustible que me mantiene luchando. Por ella. Por nosotros. Porque en la Hermandad, conducimos con furia y amamos con más furia aún.