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Me ha gustado mucho. Se trata de la segunda novela de la trilogía Depredador, pero se puede leer con independencia de que se haya leído o no la primera. La novela está calificada como romántica, pero, para mí, al igual que me sucedió con la primera entrega de la saga, la trama amorosa (más en concreto, el triángulo amoroso) no es para nada lo más importante. Por el contrario, es una novela que entremezcla el género negro con el thriller, o, al menos, a mi parecer. Desde el comienzo de la historia sabemos que hay un asesino de mujeres que, más que matarlas, las caza; de ahí el título de la novela. Pero no, no se trata de asesinatos sin más, desde que las secuestra hasta que las caza se suceden abusos, torturas, miedos? Por ello, en algunos momentos resulta un poco dura, ya que la autora no deja demasiado espacio para la imaginación. A lo largo de los años se han ido sucediendo los asesinatos de mujeres; de algunas han aparecido sus cadáveres, pero de otras no. Miranda sigue viva, el cazador lo sabe, todos lo saben. A pesar de toda la trama de asesinatos, secuestros y vejaciones, el hilo romántico está muy presente, pero, como he dicho al principio, me parece secundario. He leído las dos primeras novelas de la trilogía y también leeré la tercera, porque me ha resultado adictiva hasta el punto de no poder dejar de leer.