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Como primer libro que leo de la autora tengo una impresión favorable, sus cuentos son cotidianos, reflejan una realidad real (aquí necesito ser redundante), la vida simplemente. A pesar de que nada está claro cuando la historia empieza y deja mucho a la imaginación, es contundente con lo que nos cuenta, hay mucha verdad sobre la vida en estos cuentos, hay además una prosa bella, es decir, los cuentos están escritos de forma excelente. La verdad es que me sentí cuando de niña escuchaba las conversaciones de familiares o vecinas con mi mamá, (ella siempre ha sido una persona a la que los demás le cuentan sus cosas, todos confían en ella -menos yo ggg-). El caso es que son esas historias que a pesar de pasarle a la prima de una amiga, te envuelven sin tocarte. También identifiqué la sensación que a veces se tiene al cruzarte con una película dominguera de esas que pasaban en el siete antes, cuyo principio no viste pero te entretuvo un ratito en una sala de espera o en tu casa mientras esperabas que tu familia estuviera lista para salir, por lo que el destino te llevaba a tampoco conocer el final, pero lo poco que alcanzaste a ver se queda contigo para siempre, tal vez no como un recuerdo claro sino como la misma esencia que un sueño muy vívido, y probablemente vuelva a tu mente en momentos inesperados por algún reflejo extraño en la memoria. Y que tal vez termines contando a alguien más o tratando de buscar la historia completa y te recrimines por no encontrarla. Así fueron los cuentos de este libro, incompletos, no en el sentido de defectuosos, sino precisamente por lo bien alcanzada que está la noción de la vida misma. Incompleta porque no hay nadie que nos acompañe para siempre y si llegara a ser así, sería porque nosotros no permanecimos hasta el final para esa persona; simple y tranquila, porque la vida sigue con o sin nosotros. A parte, creo que los cuentos pueden funcionar como fábulas no porque tengan una lección al final, sino que según los personajes involucrados, hagan lo que hagan, logran despertar en ti la sensación de yo lo habría hecho mejor. Ya que existe la distancia suficiente para poder opinar a partir de la información proporcionada por la autora, es más fácil así, cuando no te toca en carne propia, tomar decisiones. La misma empatía que se despierta en los cuentos, viene acompañada de la crítica. Sentí que reconocí Canadá en el fondo de todos los cuentos, no porque haya estado ahí o tenga interés especial en ese país, sino porque reconocía el panorama que he visto antes en obras de Margaret Atwood y siendo contemporáneas (9 años de diferencia) es genial poder identificar el fondo común de estas dos magníficas escritoras en los tiempos que les tocó vivir. Hay un video en youtube de las dos que resulta muy rico si te gustan sus libros. Ojalá Alice Munro sea más leída y reconocida de lo que ya es, Ojalá yo misma pueda seguir descubriendo sus historias y personajes, sus fragmentos de vidas.

Comentarios de lectores del libro Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio