Losdisparos habÃan sido oÃdos en las aeronaves y el capitán Balbo habÃa dispuestoque saliese una patrulla en auxilio de Urrutia y Warren. Al saltar los cincohombres de las aeronaves, lo primero con que habÃan tropezado habÃa sido lamasa de fugitivos. Estos, aterrorizados por el aspecto que ofrecÃan losextranjeros, volvieron grupas, deshaciendo parte del camino andado. Su huidahacia el mar habÃa sido cortada y debÃan buscar el refugio de la montaña, peroal retroceder tropezaron con Urrutia y Warren. Los desgraciados seres, sinsaber qué hacer, se apelotonaron como un rebaño acosado por todas partes y searrojaron al suelo con ademanes que decÃan bien a las claras que pedÃanmisericordia...