«Disfrutaba del increÃble poder que tenÃa entre sus piernas y, cuando aceleró, el rugido del motor golpeó la fachada de la iglesia y resonó por toda la larga avenida arbolada que habÃa enfrente. "Ahora quiero una polla", pensó. "Quiero una cerveza frÃa y una polla dura"». No es un dÃa fácil para Julia, pero alguien con su determinación no se deja amilanar fácilmente. Sabe lo que quiere y por eso decide visitar a Mattias. Juntos vivirán una ardiente noche de sexo que no solo desencadenará toda su pasión, sino que también la liberará de sus propias ataduras.