«Aún creÃa que habrÃa de venir un tiempo en que la mujer serÃa juzgada con las mismas medidas morales que el hombre. Pues no es su virtud especÃficamente femenina lo que le confiere un puesto de honor en la sociedad, sino el valor del trabajo útil que haya desempeñado, el valor de su personalidad como ser humano, como ciudadana, como pensadora, como luchadoraÂ… este motivo ha constituido la fuerza directriz de toda mi vida y obra. Seguir mi camino, trabajar, luchar, crear lado a lado con los hombres y aspirar a un objetivo universal humano, construyendo al mismo tiempo mi vida personal e Ãntima como mujer, según mi propia voluntad y las leyes innatas de mi naturaleza: tales son los postulados que han condicionado mi ideario». —A. K.