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El tiempo que nos une es la cuarta novela que leo de Alejandro Palomas.Siendo sincera, no había leído la sinopsis. Si un autor me gusta, suelo irme de cabeza a sus novelas sin leer mucho más. Además, es una novela que se seleccionó para una lectura conjunta. No sabría decir, a toro pasado, si al leer la sinopsis lo hubiese leído. Posiblemente sí, ya que no muestra la dureza de la historia que vamos a encontrar. Lo que si sé, es que a pesar de todo, no me arrepiento de haberlo leído.Si algo caracteriza a Alejandro Palomas, es su sensibilidad al escribir, al expresar y explicar las relaciones de las personas, sobre todo en el ámbito familiar, y los sentimientos. Otro punto, es su toque de humor. Os aseguro que en El tiempo que nos une, vamos a encontrar de ambas cosas.No obstante, nunca me había pasado, no poder leer bastantes páginas del tirón, y en este caso, así ha sido. La dureza y los sentimientos de la historia me han traspasado del papel de tal manera, que he tenido que ir haciendo numerosos parones. Se podría decir que el último tramo, me ha costado terminarlo, ya que me esperaba más de lo mismo, aunque por suerte, el final no me ha dejado una sensación de amargura, o no tanta como con el resto de la historia.Con El tiempo que nos une es necesario analizar lo que transmite, pararse a pensarlo y digerirlo. de otra manera, no se disfrutaría de la historia con la misma intensidad.Alejandro Palomas nos trae esta vez una familia de féminas: la abuela Mencía, sus hijas Lía y Flavia; y las hijas de Lía, Bea, Inés y Helena. Posteriormente, Gala, la hija de Bea, se unirá a esta curiosa familia.¿Qué decir de El tiempo que nos une? Difícil respuesta. Simplemente hay que leerlo.Me ha resultado muy llamativo el análisis que Alejandro Palomas realiza continuamente sobre las relaciones entre una generación y otra, entre abuela, nieta, madre e hija, en ambos caminos. Con mucha meticulosidad, con mucha sangre fría, pero a la vez imposible evitar que desborde el sentimiento. La verdad, que los sucesos que le ocurre a esta familia, me ha dejado copada de dramatismo por un tiempo. Las pobres no tienen unos momentos de relajación, de relativa felicidad. Es una angustia constante, o cómo dice la abuela Mencía, un no parar de trabajar.Cada personaje que compone la familia, tiene algo especial, que le hace destacar, pero lo que más me ha llamado la atención, es esa necesidad de unas de otras que tienen. Ni juntas ni separadas, pero cuando es necesario, siempre juntas, y ayudándose las unas a las otras, aunque en ocasiones todas necesitan ayuda. Ya os digo, drama total.El personaje que inevitablemente más destaca es Mencía. Aún sigo pensando si me gusta o no me gusta. Alejandro Palomas ha conseguido que sea una más de la familia, y que sienta ese ni contigo ni sin ti, especialmente con Mencía. Es con el personaje que me he reído, pero también con el que me he cabreado, sólo se le puede definir como una buena pieza, en el bueno y en el mal sentido de la expresión. Tiene un carácter demasiado fuerte, que ha marcado al resto de los personajes y con situaciones pasadas demasiado duras, que nos harán pensar.El tiempo que nos une no es una lectura con la que pasar un buen rato y despejar la mente, pero creo que es una lectura que deberíamos de hacer para analizar a nuestro propio yo, al ponernos en la piel de cada una de ellas.

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DISCUSIÓN DE EL TIEMPO QUE NOS UNE:Después de haber leído previamente la trilogía de: Una madre, un perro y un amor; Alejandro Palomas no deja de sorprendernos con una novela protagonizada por una femenina familia menorquina.Mujeres de tres generaciones distintas, bajo la dirección y batuta de la casi centenaria Mencía. Recuerda a su predecesora, Bernarda Alba, la matriarca, un poder simbolizado en el bastón que aporta gravedad a sus lentos y seguros pasos. Su misión es en esencia cuidar de sus pequeñas y procurar su felicidad y que no cometan los errores que ella aprendió a base de inviernos, en una isla rodeada de agua salada como las de lágrimas.Es la madre de dos hijas: una agotada Flavia, que comparten un mismo techo y un carácter nada fácil de llevar, y la menor, Lía, de personalidad dulce, amable.Lía, portadora del peor dolor de una madre, como es la reciente muerte de Helena, la mayor de sus hijas, y aún debe custodiar a sus otras dos pequeñas: Inés la mediana y Bea la menor.Cinco mujeres, que naufragan en la pérdida de Helena, y sólo ellas unidas pueden salir adelante. No será fácil encajar, ni dar fin a tanto silencio, pero ojo, Mencía no se va a rendir, ¡y pobre de quien la contrarie! Cinco historias contadas por ellas, que nos llegarán a lo más hondo, harán llorar, reír. Prometo que no olvidaréis a Mencía.VALORACIÓN PERSONAL:Un día hablando con Alejandro en Twitter, me recomendó encarecidamente esta historia, considerándola no en términos de peor/mejor, sino, la novela que ha marcado a nivel personal su carrera de escritor.Una historia completamente femenina, que da un paso más y deja al hombre en una pequeña dimensión. Todo tiene lugar en primera persona, donde en cada capítulo nos ponemos en la piel de cada una de las protagonistas. Al principio me encontraba bastante perdido en la historia, a la hora de elaborar un esquema mental donde situar a los miembros de la familia. Aunque Alejandro, ya se adelantó y justo antes del inicio, deja por escrito un árbol genealógico, que me parece un gran detalle. Se aprecia un nivel de detalle infinito en el dibujo de la personalidad de cada uno de los personajes, ya que cuando acabas la novela, tienes la sensación de conocerles como de toda la vida o haberlos parido.Y por supuesto, la protagonista sin duda ninguna es Mencía. Una madre y abuela que quiere asumir la responsabilidad y el cuidado de todas. Desde sus ojos añosos y experimentados, ve con claridad todo, y como si de una partida de ajedrez se tratara, mueve las fichas de cada una sin la menor intención de perder. Con la verdad absoluta como arma, pondrá en bastantes apuros a todos, y creará la magia de esta novela de Alejandro Palomas. Se crea cierta sensación de una incipiente demencia en varios momentos de la novela, muestras de achaques, olvidos o despistes, que, sin embargo, cuando retomamos la historia en Mencía, ¿quién con 90 años no tiene despistes? En su defensa, demuestra una ferviente inteligencia emocional, que pone al límite de quienes le rodean, creando reacciones que difícilmente pueden ser fingidas, jugando al despiste. Es el génesis de todas las situaciones cómicas, lacrimosas que dan juego y vida a la historia.Respecto a la figura masculina en la historia, aunque minúscula, sí ofrece ciertos detalles, que debo recalcar que son apreciaciones, puesto que hay lagunas en la historia, y dan espacio para imaginar, deducir. Una posible historia de violencia de género, o de carencia afectiva en el matrimonio de Lía. Helena que decide tomar partido inicialmente por su padre, pero, que en cierto momento de la historia, algo une a ambas mujeres y se percibe negativamente en varias ocasiones a Martín (marido de Lía y padre de Helena, Inés y Bea).Por otro lado, nuevos personajes, novios, unos que van y otros que vienen, que recuerdan a comedias francesas, en las escenas de presentación a la matriarca. Una novela narrativa sin antecedentes a este estilo de escritura. Una realidad que supera en intensidad la vivida, sentimientos a flor de piel a una historia que bien es cierto es triste, desoladora, concilia con el amor más puro de unos personajes con esencia propia. Yo ya me he unido a su familia, no tengo muy claro si a Mencía le gusto, pero han sido unos días para no olvidar, y doy gracias al don de quienes creáis historias de carne y hueso desde la nada.Y alabo la labor sumamente difícil, excepcional, de transmitir y detallar con tanto mimo la esfera femenina, derribando los muros que separan los dos géneros humanos.PUNTUACIÓN: 10/10 Enlace: https://loslibrosdepresto.bl..

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Esta es una de esas obras que en cuanto conoces su existencia, sabes que te va a gustar y que vas a disfrutar mucho leyéndola. Y es que en cuanto vi esta novela reseñada en el canal de Andvari quise leerla, pero estaba descatalogada y no había forma de encontrarla, pero eso ha cambiado, ya que la han reeditado y ya se puede conseguir en papel.Alejandro Palomas nos narra en esta obra algunos momentos de este matriarcado formado por Mencía, matriarca y señora de 90 años y el personaje más especial de esta novela. Sus Hijas Lía y Flavia y sus nietas, Helena, Inés y Bea. Todos estos personajes forman una cadena de actos, sentimientos y pensamientos con los que te van narrando su día a día dejando al descubierto lo diferentes que son entre sí. La mayor parte de los acontecimientos que se narran, son momentos duros por los que atraviesa la familia y en los cuales se muestra la distinta manera de actuar ante las adversidades que tiene cada uno de los personajes.Me ha encantado el respeto y la delicadeza con la que el autor ha tratado ciertos temas en esta obra, haciendo que el lector acabara la mayor parte del tiempo con lágrimas en los ojos.Pese a ser una historia dura y triste, la mayoría de las veces también me he reído a carcajadas, y es que el contrapunto del argumento lo pone Mencía, señora maleducada, impertinente, directa, dice las verdades aunque duelan y tiende a sacar de quicio a la mayoría de los personas que aparecen junto a ella, pero es un personaje con la sabiduría propia de la edad, con un carácter deslenguado que hace que tenga respuestas para absolutamente todo. Sus apariciones en la obra están llenas de frases maravillosas y momentos cómicos que alivian a la perfección la dureza de la historia que se está tratando. Es un personaje al que le he cogido cariño y al que dudo que pueda olvidar nunca. El resto de personajes están tan bien definidos que es imposible que no te sientas identificado con alguno de ellos y sobre todo es imposible que no empatices y te pongas en su lugar aunque sea un momento.La lectura engancha una barbaridad, me costaba soltar el libro y no es precisamente una novela de misterio, pero los personajes son atrayentes, las historias que se narran absorben al lector y hace que quieras saber más de lo que les va a tocar vivir a continuación.Y es que poco más puedo decir de esta obra, os aconsejo que le deis una oportunidad. Es de las pocas novelas que me ha dado pena terminar ya que no quería despedirme de Mencía y su familia, y es que ya me sentía una de ellas. Ha sido mi primera experiencia con el autor y por supuesto repetiré, por que ha sido todo un gustazo leerle.

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El tiempo que nos une es el primer libro que leo del escritor. Y me pareció brillante y no me dejó indiferente. Escribe muy bonito, hermoso. Admirable. Estamos ante una obra de realidad. Errores no perdonados, Dolor ante la muerte, sentimientos encontrados. Pero también, alegría, amor, reconciliación... Una historia de mujeres valientes. Que ríen, lloran, sienten ... Donde sus personajes te llegan muy adentro y hacen sentir en cada momento.La vida de tres generaciones de mujeres. Donde se analizará las situaciones desde puntos de vista diferente. Como una misma cosa se puede vivir de forma tan diferente y cambiar la historia. Esto pasa mucho en la vida real. Cada uno sentimos y vivimos de forma muy diferentes las situaciones. Y por ello nunca debemos juzgar sin conocer los dos puntos de vista.

70 martazorin11 noviembre 2020Señalar este contenidoVer la página de la crítica Sinceramente, si le pudiera poner un 10 sobre 5 lo haría. En este libro el autor nos cuenta la historia de una familia de mujeres cuyos personajes están tan bien perfilados que parecen formar parte de la propia. Se trata de una novela coral, que me ha encogido el corazón desde la primera página. La pluma del autor, una vez más, acaricia los sentimientos con una sensibilidad increíble. A lo largo de toda la obra, Mencía, la matriarca de la familia, nos sacude con reflexiones intensas, aunque lejos de crear moralinas, porque lo hace desde la perspectiva de alguien que no tiene nada que perder y mucho por disfrutar, que sabe ver con verdadera claridad las cosas, sin dobleces ni justificaciones. He sufrido con este libro como hacía tiempo que no lo hacía leyendo. ¿Se puede sufrir de una forma bonita? Es muy difícil, pero es lo que consigue Alejandro Palomas con su narración porque, a pesar de que duela, la necesidad de seguir ahondando en los personajes se impone. El arte se ve multiplicado por los golpes de humor que salpican las páginas. Me he quedado prendada del ingenio, la agudeza y el sarcasmo de esta anciana nonagenaria. En esta obra todos juegan un papel muy importante y son engranajes que cumplen con su función. La relación de las hermanas es preciosa, al igual que la de toda la familia con su tía. Pero sin duda alguna, me quedo con Mencía. Porque ella es casa, es cobijo y bofetón de realidad. Hay una frase que describe su hija Lía: Difícil y generosa, complicada y simple. Completa He terminado cogiendo tanto cariño a los personajes que cuando he cerrado el libro me he preguntado qué será de mi vida ahora sin ellas. No sé si decir que este libro es una lección de vida. Creo, más bien, que este libro es la vida.

Comentarios de lectores del libro El tiempo que nos une