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Una lectora nada común de Alan Bennett

de Alan Bennett - Género: Humor
libro gratis Una lectora nada común

Sinopsis

Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.


Si la sinopsis de un libro (o lo que te cuentan sobre él) reza que lo que vas a encontrar dentro es una historia en la que la protagonista es nada menos que la reina Isabel II de Inglaterra (sí, la de verdad, la que vemos camino de los cien años hecha una chavalina para desesperación, imagino, de su heredero)... pues como que tira para atrás, ¿verdad? No dan muchas ganas de ponerse con él y darle una oportunidad.Craso error. Enorme disparate. Ni se os ocurra descartar este libro por su protagonista o la aparente temática, porque os estaríais perdiendo una joyita (digo esto mucho últimamente, pero es que estoy teniendo suerte con mis lecturas. Alabados sean los libros, y alabadas sean aquellas amigas que te conocen tan bien como para hacerte regalos como estos).Alan Bennett, un señor que solo podría haber nacido y existido en Inglaterra, de esos que son genios en todo lo que hacen y que cuando les nombran lord, o sir, o lo que se les ocurra, tiran de humor british e ironía para llevarse las manos a la cabeza y rechazarlo como si les estuviesen ofreciendo té a las 8 de la tarde, se pone el mundo por montera y coge a su reina, la insigne y eterna Isabel II, y la hace protagonista de su libro. Y encima le sale una novela que todo amante de la Literatura (así, con mayúscula), todo aquel que adore los libros, todo aquel que guste del humor y la fina ironía británicos y todo aquel que devore ávidamente lecturas relacionadas con la literatura, debe leer. Sin más. Leía, por supuesto, como todo el mundo, pero el gusto por los libros era algo que dejaba a los demás. Era un hobby, y la naturaleza de su trabajo entrañaba no tener hobbies. El jogging, cultivar rosas, el ajedrez o escalar, el aeromodelismo y decorar tartas. No. Las aficiones suponían preferencias y había que evitar las preferencias: excluían a gente. No tenía preferencias. Su trabajo consistía en mostrar interés, pero no en interesarse. Y además leer no era hacer algo. Ella hacía cosasLa trama en un principio puede parece extraña. A la reina de Inglaterra, de repente, le da por leer. Vorazmente. Obsesivamente. Dejando de lado su perfección habitual, relajando sus milimetradas y encorsetadas apariciones, desoyendo los consejos de sus allegados, destensando la estricta mano de hierro con la que hasta ahora había manejado todo, haciendo esperar cortejos que siempre, siempre, han sido puntuales, enfadando a sus ministros y ayudantes, sorprendiendo a propios y extraños... Ella, que jamás ha mostrado interés por los libros porque no puede mostrar interés específico por nada para que nadie se sienta excluido, ahora lee. Mucho. Muchísimo. No hace otra cosa. Esconde libros entre los cojines de los carruajes, se lleva paquetes de libros a sus viajes al extranjero, se encierra en Balmoral durante las vacaciones pegada a un libro pasando olímpicamente de quien vaya a visitarla... lee, lee, lee... Todo comienza con una biblioteca móvil aparcada junto a las cocinas de palacio. Allí conoce al bibliotecario, que ni se inmuta, y a Norman Seakins, que trabaja en esas mismas cocinas. Ya que llega allí sin pretenderlo, le parece feo no llevarse un libro y ofender al bibliotecario, así que, no sin antes advertir que es pensionista por si hay ventajas, se lleva su primer libro. Se inicia con lecturas asequibles para una persona que no ha leído jamás en serio, escogiendo autores que fueron conocidos suyos, trabajaban para ella, formaban parte de la esfera social británica.... se sabe la vida de todos ellos de arriba a abajo, y empieza a lamentarse porque, al no conocer su obra, jamás les dijo nada interesante (y Bennett no deja pasar la ocasión para soltar un cotilleo o un chascarrillo sobre el susodicho autor). Poco a poco incrementa la dificultad de sus lecturas, se atreve con autores de los que no sabe nada, con libros alejados de su zona de confort, con aquello que nombran en tal libro, aquello que comenta tal escritor, comienza a tener opiniones propias, a razonar y disertar sobre lo que lee, a reflexionar sobre la literatura, sobre cómo afecta esta a su vida y lo que le revela sobre su antigua existencia... y lo que no era más que un pasatiempo inesperado se convierte en su razón de existir. Y eso a pesar de que el camino de un lector novel es duro:A la caza del amor resultó ser una elección afortunada y, a su manera, memorable. Si Su Majestad hubiera escogido otro tostón, una de las obras primeras de George Eliot, pongamos, o una de las últimas de Henry James, lectora novata como era, habría podido abandonar la lectura para siempre y no habría aquí historia que contar. Habría pensado que los libros dan trabajoY así, sin prisa pero sin pausa, y con la ayuda de Norman, que asciende de pinche a paje y amanuense convirtiéndose en su proveedor literario, la lectura se convierte en el epicentro de su vida afectando a sus ganas de cumplir con unas obligaciones que hasta entonces no le había importado llevar a cabo. Y Bennett, con toda esta fanfarria como excusa, realiza un ejercicio de metaliteratura sobresaliente, con reflexiones magistrales sobre la literatura, los libros, los lectores, los autores, lo que sacrificamos por esta pasión, lo que esta pasión nos regala, nos enseña, nos aporta, los mundos que abre ante nuestros ojos... y la diferencia que supone una vida con libros y otra sin ellos. Isabel II, su iniciación a la lectura y lo que supone que un personaje como ella abandone sus quehaceres para sentarse a leer, son solo una excusa para realizar una oda a la literatura, a como un libro te lleva a otro, y a otro, y a otro, y a lamentarse de algo que creo que no nos resula ajeno: que los días no nos llegan para leer todo lo que nos gustaría a todos aquellos que nos dejamos llevar por este frenesí.Poco más puedo contar sin desvelar demasiado de una novela breve en extensión que te hace sonreír y reflexionar a partes iguales a lo largo de todas sus páginas. El final es antológico, a la altura del libro y en consonancia con la historia, poniendo el broche de oro a un libro sorprendente en su planteamiento y soberbio en su ejecución que lleva por bandera un canto de amor hacia las letras revestido del más fino humor inglés.No pones la vida en los libros. La encuentras en ellos Por terminar, solo aclarar que podéis encontrar dos ediciones de esta misma novela publicadas por Anagrama. La que yo tengo salió en 2014 dentro de la colección La conjura de la risa y con una portada preciosa, pero anteriormente, en 2008, Anagrama lo editó por primera vez en castellano dentro de la colección Panorama de narrativas con una portada muy... de Anagrama. Os dejo las dos que comparéis. Lo que cambia la percepción de un libro solo por la portada. Y qué fácil es escoger una cubierta que agrade a la vista llamando la atención del lector y no... lo opuesto (con permiso de Su Majestad).
4,5. Un libro que se lee en nada, muy ameno, que me ha encantado. Nos acerca a una protagonista, en esta ocasión una persona conocida por todos nosotros, que tras cierto evento se vuelve una devoradora de libros, descubriendo esta pasión quizás algo tarde, pero que está dispuesta a ponerse al día...A través de esta trama tan original el autor nos acerca a cómo los lectores vamos pasando por diversas fases, que es un camino que se va recorriendo, que no es cosa de la noche a la mañana y que debemos respetar los pasos en el avance. Por ello, algunos libros es mejor leerlos con cierto bagaje lector porque llegaremos mejor a ellos que siendo noveles, de ahí que haya libros que incluso pueden romper la amistad con la lectura si se leen antes de tiempo.Vemos que al conectar con la lectura nace el deseo irrefrenable de leer, de descubrir otras historias, otras vidas, otros mundos, otros autores... algo que no acaba, que cada libro nos lleva a otros; el ver las cosas con otra perspectiva tras el recorrido lector, la lectura nos ablandaEn definitiva, recomiendo mucho este pequeño libro, que nos habla de los lectores, de la lectura no como deber sino como placer, de cómo vamos creciendo como lectores y de cómo las diversas lecturas que hacemos van ahondando en nuestra persona.

Comentarios de lectores del libro Una lectora nada común

A Alan Bennett le descubrí hace unos años con "La dama de la furgoneta" y ahora con "Una lectora nada común" me ha vuelto a sorprender favorablemente. Ambas son dos novelas breves, pero deliciosas. En ésta, la protagonista es una hipotética reina de Inglaterra y su afición por la lectura. Apenas cuenta nada más, pero resulta agradable, entretenida y se puede leer, porque no es muy extensa, durante un no muy largo viaje de tren. Yo la disfruté viajando de Madrid a Barcelona, en el AVE, y el trayecto se me hizo corto.

Autor del comentario: MAIFERTA
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Breve y muy simple, la verdad. No me parece atractivo, aunque se lee bien, es cierto. Para una tarde aburrido en una autobús o tren.

Autor del comentario: CHERO
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Es un cuento estupendo. Da gusto leerlo. Simpático, bien escrito y original.

Autor del comentario: PPAAAABB
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Divertido y original, pero va perdiendo intensidad hacia la mitad de la novela.

Autor del comentario: SANESTEBAN
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Se lee como un cuento agradable, por momentos divertido, y de alguna forma irreverente con esa estructura de gobierno que el autor demuestra caduca.

Autor del comentario: NANDOFERR
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"Pero las dudas que tenía y las preguntas que se hacía eran sólo el principio. En cuanto cogió el ritmo, el deseo de leer dejó de parecerle extraño, y los libros, a los que había acercado con tanta precaución, se convirtieron poco a poco en su elemento".

Autor del comentario: MANECITA_1972
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Una lectura muy sencilla. Explica con sentido del humor cómo cambia la vida cuando pica el gusanillo de la lectura, cómo se convierte en una pasión más que una afición. Entretenida.

Autor del comentario: JARM
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Lo mejor de este libro es su brevedad. Historia inverosímil y trama sin interés.

Autor del comentario: CL SHERLOCK Y WATSON
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Me gustó mucho, es una novela muy cortita y amena. Cuenta el surgimiento y proceso de la bella pasión de la lectura de la Reina Isabel II. La recomiendo.

Autor del comentario: TEFI
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Sorprendentemente aburrida, Una lectora nada común es un burdo intento de comedia usando un personaje tan controvertido como es la reina de Inglaterra Elizabeth II. Y quizás sea debido a que el humor inglés es muy diferente del español (y ya puestos de cualquier otro del mundo), pero es que con esto ni siquiera exhibes una sonrisa o logra encandilarte pese que que habla de lectores y libros.Alan Bennett es un autor muy famoso en Reino Unido. Pero aquí, en España, es relativamente desconocido. Sinceramente no me extraña. Para mí Bennett es un escritor mediocre que posee un estilo de escritura burdo, simplón y ejecutado de manera nefasta. Y todo esto gracias a una prosa lenta, pesada y desarrollada y estructurada de manera penosa, un lenguaje funcional (mención especial al aberrante plural "mayestático" que siempre me ha puesto de los nervios y es muy típico del lenguaje de la realeza) y unas descripciones demasiado fáciles, básicas y muy poco atractivas. Menos mal que no necesitas mucho para imaginarte cómo es un palacio, porque si esperas que te lo cuente Alan Bennett, vas lista. No es complejo determinar de qué trata una novela titulada Una lectora nada común. Y es que, aunque no sepas la identidad de la lectora, ya sabes que la trama va a tratar de libros. Así que en este caso tenemos una enorme colección de autores y obras (británicas, of course) con opiniones del propio autor (que asegura habérselas leído todas). Pero no es ese el argumento principal del libro. Y es que esta obra trata sobre el despertar lector de la mismísima reina Elizabeth II. Así que el libro nos cuenta la, claro está, inventada historia sobre cómo la reina comienza a aficionarse a la lectura. La entrada a ese fascinante mundo le trae diversos problemas, no solo con la familia, sino con los servidores de su majestad, que ve como la reina está distraída e imbuida en sus lecturas. Paralelamente a esta historia, el autor también nos desvela interesantes datos sobre la vida en palacio y el protocolo a seguir en caso de interacción con su majestad real. Pero es ante todo una historia sobre los libros, lo que nos aportan, nos descubren y enseñan. Y de cómo nunca es demasiado tarde para engancharse a la lectura. Así que observamos el cambio que se produce en este personaje nada común hasta un final, que dicho sea de paso, es completamente inverosímil, pero está investido de cierta belleza. En resumen, Una lectora nada común es una simpática novela con una protagonista peculiar que sirve para representar la inmersión en el maravilloso mundo de la lectura. Quizás Bennett ha exagerado sus efectos benéficos o ha pintando un retrato algo artificial de la reina para que se opere tanto cambio en ella con solo leer un poco. Pero lo que está claro (y este es el principal mensaje de esta novela) es que leer cambia tu percepción, tu realidad, en definitiva, tu propia vida. Quizás por eso, todos en el fondo seamos lectores nada comunes. A fin y al cabo, leer es un actividad curiosa en estos tiempos donde se busca la inmediatez y la recompensa fácil.

Autor del comentario: REAH_29
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