Lucille Farren se habÃa enamorado de aquel hombre y se habÃa casado con él. No se habÃa detenido a considerar si hacÃa bien o mal. Lucille Farren era fina, delicada, parecÃa una muñeca. Aún no habÃa cumplido los diecinueve años y su vida, hasta entonces, habÃa sido alegre, risueña, algo muy parecido a un trocito de cielo.