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Como siempre, leer a Abril Camino, es una apuesta segura.Después de conocer su pluma con En una casa blanca a la orilla del mar, vuelvo a disfrutar de ella en esta lectura. La forma de escribir de Abril es algo que me encanta, ya que logra trasmitir todo tipo de sentimientos de una forma muy sencilla y clara. No es una narración complicada ni densa, pero es muy concisa. Y siempre con la intensidad que la define.Está narrado en primera persona por los protagonistas visibles, David y Elisa. Con capítulos cortos, intercalándose entre ellos, hacen que conozcas la historia de una forma más personal y cercana, teniendo en cuenta en cada momento el sentimiento de cada uno de ellos. Con Elisa he tardado un poquito más en empatizar que con David, pero ambos personajes son muy bonitos y muy bien creados por la autora.La historia es adictiva de principio a fin y muy rápida de leer, ya que además se trata de un libro cortito. Las ilustraciones, como siempre, dejan con la boca abierta.En esta novela nos encontramos amor, pero no del que estamos acostumbrados a leer. Hay muchos tipos de amor y en este caso, Abril se centra en mostrarnos el amor que no debería ser, que no debería perdurar en el tiempo y, que contra todo pronóstico, dura, es fuerte y real. Una historia que te emociona, algo que siempre consigue la autora en lo que he leído de ella. Buscar la felicidad no siempre tiene el resultado que creemos o pensamos. Las personas tienen sus convencionalismos que, por desgracia en muchas ocasiones, hacen que te sientas fuera de lugar o como si estuvieras haciendo algo malo, pero, ¿qué hay de malo en intentar ser feliz? A todo esto, hay que añadirle un paisaje de ensueño en mitad de la montaña, en una casita de lo más adorable. Una historia muy recomendada!Si te gusta la novela romántica, si te gustan las historias intensas y que emocionen, no te la puedes perder!

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Ciertamente, no sabía con qué tipo de historia me iba a encontrar. Tenía una ligera idea por la sinopsis, pero ha sido toda una sorpresa. La historia se sitúa en un pueblecito de León, donde David y Elisa, nuestros protagonistas, pasan, por desgracia o por fortuna, tres días aislados en una pequeña cabaña que alberga los mejores recuerdos de varias etapas de sus vidas.El factor que tienen en común estos personajes es Blanca, la difunta hija de Elisa y la exmujer de David. La historia tiene lugar tras su muerte y se centra en cómo estos dos personajes se encuentran por obra del destino y deciden aprovechar ese tiempo dado sincerándose y rellenando todos y cada uno de los huecos que quedaron en blanco sobre los últimos meses de vida de Blanca. Elisa es la más ignorante de los dos, por lo que David, aparte de aclarar la parte de su historia que ella desconoce, también tendrá que cumplir con la promesa que le hizo a la que fue su mejor amiga y confiarle, finalmente, a Elisa los últimos deseos de Blanca antes de su muerte.La novela también está divida en dos narradores: por una parte tenemos la perspectiva de David y por otra la de Elisa. Esto nos ayudará a empatizar mucho más con ambos personajes. Podremos hacernos una idea del infierno por el que está pasando Elisa tras la muerte de su única hija, pero también conoceremos de cerca el sufrimiento de David no solo por la pérdida del que había sido el amor de su vida, sino por la lucha interna contra sus propios demonios.Nos encontramos ante una novela fugaz, pero intensa. A pesar de la brevedad, podremos apreciar la evolución de ambos personajes y ser testigos de que las segundas oportunidades existen. Incluso nos recordará una lección de vida que muchas veces terminamos ignorando: es mejor no dejar para mañana (o después) lo que puedas hacer hoy (o ahora).